Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y hacerse cargo de los propios actos.
A veces es necesario dar vuelta la página y empezar de cero, porque el mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla.-Nunca me he caído. No sufras. Antes de enseñarme a caminar con la pierna, me enseñaron a caer.
+¿Antes a caer que a caminar?-indagué curioso.
-Sí, así perdí el miedo a las caídas. Y si pierdes el miedo a las caídas, caminas mejor y hasta puedes atreverte a correr. Todo en la vida debería de ser así. Primero caerse y luego caminar.
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